En Okiya cada jugador intenta organizar sus fichas para ganar el favor del emperador. Alternativamente, puedes evitar que tu rival coloque una ficha en el jardín imperial, lo que demuestra que tienes más control que tu oponente.

El jugador inicial quita una ficha en el borde del cuadrado, deja esta ficha a un lado y luego coloca una de sus fichas en este espacio. Luego, el oponente debe hacer lo mismo, pero puede elegir solo aquellas fichas que representen el mismo tipo de vegetación o símbolo poético que se muestra en la primera ficha reservada. El juego continúa y cada ficha reservada determina dónde puede ir el siguiente jugador hasta que: (1) Un jugador forma una línea con cuatro de sus fichas en cualquier dirección, (2) Un jugador forma un cuadrado de 2×2 con cuatro de sus fichas, o (3) Un jugador elige una ficha que no le permite a su oponente colocar una ficha. En cualquiera de estos casos, el jugador ha ganado la partida.